¿Qué es Abuso Sexual Infantil?
El Abuso Sexual Infantil ocurre cuando un niño es utilizado para la estimulación sexual de su agresor (un adulto conocido o desconocido, un pariente u otro niño, niña y adolescente) o la gratificación de un observador. Implica toda interacción sexual en la que el consentimiento no existe o no puede ser dado, independientemente de si el niño entiende la naturaleza sexual de la actividad e incluso cuando no muestre signos de rechazo.
Fuente: www.unicef.org.ar
¿Quiénes pueden ser víctimas de abuso sexual?
El abuso sexual es un grave problema social y de salud pública. Se da en todas las razas, religiones, niveles socioculturales o económicos. Ocurre de manera silenciosa y muchas veces es perpetuado por la sociedad y por las mismas características del trauma.
Es frecuentemente un problema transgeneracional, que se da dentro de un ciclo que tiende a repetirse. La mayoría de los y las abusadoras sexuales sufrieron este tipo de maltrato durante la niñez. Personas de ambos sexos pueden abusar de los niños y de las niñas.
Todos los niños y las niñas tienen cierto nivel de riesgo de ser abusados sexualmente. Su edad, inexperiencia e inmadurez los colocan en una posición de desventaja; y al adulto, adulta, adolescente agresor o agresora en una posición de poder y control. Los niños y las niñas son generalmente confiados. Tienen muy pocos recursos para protegerse o defenderse de una situación de maltrato. La diferencia de edad, de tamaño, de experiencia, los hace ser más vulnerables.
Y aunque todos los niños y niñas son vulnerables al abuso, existen varios factores que hacen que algunos o algunas sean más vulnerables que otros y otras.
- Tener menos de 5 años.
- Ser prematuro o prematura.
- Haber sido separado o separada de su madre antes de los tres años.
- Ser sobreprotegidos o sobreprotegidas.
- Adoptados o adoptadas. Haber sido víctimas de abuso.
- Ser discapacitado o discapacitada.
- Vivir en hogares sustitutos o en instituciones u orfelinatos.
- Con problemas emocionales o de salud.
- Estar deprimidos o deprimidas.
- Estar en la calle.
- Estar desinformados o desinformadas.
- Hogares incompletos.
Si el niño presenta tres o más de estas señales de alerta busque atención profesional:
Bebes
- Llanto excesivo y constante.
- Irritabilidad y mal humor.
- Agitación.
- Desarrollo lento.
- Problemas en la alimentación y la micción.
Niños y niñas de 2 a 5 años
- Conductas regresivas.
- Succión del pulgar.
- Cambios en el sueño.
- Cambios en la alimentación.
- Temor a la oscuridad.
- Interés por juegos sexuales.
- Masturbación excesiva.
Niños y niñas de 6 a 12 años
- Dificultad para expresar sentimientos.
- Conductas regresivas.
- Problemas de sueño.
- Problemas en la alimentación, como bulimia,
- anorexia, o sobrepeso.
- Problemas en la escuela que van desde mala conducta, hasta bajo rendimiento.
- Se aísla de sus amigos, de las actividades recreativas y sociales.
- Se torna agresivo.
- Muestra mayor interés hacia lo sexual.
- Puede manifestar una conducta seductora.
- Se evidencia su baja autoestima y su pobre imagen corporal.
- Se deprime.
Adolescentes
- Dificultades para expresar afecto y para manejar sentimientos.
- Dificultad para establecer relaciones y para mantener relaciones estables.
- Se muestra desconfiado o desconfiada.
- Se evidencia su baja autoestima y pobre imagen corporal.
- Problemas en la escuela.
- Alteración en el sueño, particularmente insomnio.
- Deficientes relaciones con otros u otras jóvenes. Puede presentar una seudomadurez.
- Depresión clínica.
- Comienzan a evidenciarse problemas de personalidad.
- Problemas de identidad sexual.
- Se torna agresiva o agresivo.
- Usar drogas o alcohol.
- Temerle a la gente.
- Bulimia, anorexia o sobrepeso.
- Preocupación excesiva sobre su cuerpo.
- Automutilarse, quemarse o herirse.
- Huir de casa.
- Tendencias suicidas.
- Descuidar su presentación: vestido, peinado, etc.
- Vestirse seductoramente, no de acuerdo a su edad.
Son muchos los motivos que confluyen y hacen que los niños y niñas no revelen que han sido o están siendo sexualmente abusados.
- El niño y su familia reciben amenazas de daño físico o de muerte.
- Tienen miedo de las consecuencias que sus dichos puedan ocasionar en el agresor y su familia.
- Callan por temor a ser acusados de complicidad y complacencia con el abuso sexual que padecieron.
- Evitan ser estigmatizados y rechazados.
- Sienten culpa, vergüenza y desvalimiento.
- Muchas veces, al padecimiento sufrido se suma otro: carecen de interlocutores válidos dispuesto a creer en sus palabras.
Los niños y niñas víctimas de abuso sexual requieren de un entorno conformado por adultos que sean comprensivos y contenedores, que les brinden acceso a los servicios asistenciales y los protejan tanto de posibles represalias como del proceso de revictimización. Dependen de los docentes, psicólogos, médicos, policías y operadores del sistema de protección integral y judicial, que deben estar capacitados para ofrecer un abordaje apropiado al trauma que atraviesan.
Fuente: www.unicef.org.ar